La Reserva de Biósfera Yasuní (RBY), ubicada en la intersección de la Amazonía, los Andes y la línea ecuatorial, es uno de los territorios más ricos en biodiversidad del planeta. Con una extensión aproximada de 2,7 millones de hectáreas, distribuidas entre las provincias de Pastaza, Napo y Orellana, fue declarada Reserva de Biósfera por la UNESCO en 1989, reconociendo su excepcional valor ecológico y cultural.
Un mosaico de vida y culturas
La RBY alberga una diversidad biológica sin precedentes: más de 2.000 especies de árboles, 204 especies de mamíferos, 610 aves, 121 reptiles y 150 anfibios. En una sola hectárea se han registrado hasta 650 especies de árboles, una cifra que supera toda la diversidad arbórea de Norteamérica. Este mosaico de ecosistemas —bosques de tierra firme, inundables y pantanosos— sostiene procesos ecológicos clave para el equilibrio del planeta.
Al mismo tiempo, es el hogar de pueblos indígenas como los Waorani, Shuar y Kichwa, así como de grupos en aislamiento voluntario, como los Tagaeri y Taromenane. Su presencia subraya la importancia de proteger no solo la biodiversidad, sino también los derechos territoriales y modos de vida ancestrales.
Hitos históricos en la conservación
La historia de Yasuní está marcada por decisiones trascendentales:
· 1979: Creación del Parque Nacional Yasuní.
· 1989: Declaratoria de Reserva de Biósfera por la UNESCO.
· 1999: Establecimiento de la Zona Intangible Tagaeri-Taromenane, destinada a proteger a los pueblos en aislamiento voluntario.
· 2007: Lanzamiento de la Iniciativa Yasuní-ITT, que buscaba dejar el crudo bajo tierra a cambio de compensaciones internacionales.
· 2013-2016: Cancelación de la iniciativa e inicio de la explotación petrolera en el bloque ITT, lo que generó un intenso debate global.
· 2023: En consulta popular, el 59% de los ecuatorianos votó a favor de detener la extracción petrolera en el ITT, un hito histórico para la defensa del ambiente.
Gestión y nuevos desafíos
La RBY es gestionada desde 2011 por el Comité de Gestión de la Reserva de Biósfera Yasuní (CGRBY), que reúne a actores públicos, privados y comunitarios. Sin embargo, enfrenta presiones constantes por actividades extractivas como minería y petróleo, que amenazan su equilibrio ecológico y los territorios indígenas.
En 2024, durante la conmemoración de su 35 aniversario como Reserva de Biósfera, se presentó el programa “Paisaje Yasuní”, una iniciativa de financiamiento a 50 años que asegura al menos un millón de dólares anuales para la conservación de este espacio único.
Un símbolo global
El Yasuní es más que un parque o una reserva: es un símbolo mundial de resistencia y conservación, donde la naturaleza y la cultura se entrelazan. Su protección no solo resguarda especies y territorios, sino que también representa una apuesta ética y política por un futuro en el que desarrollo y sostenibilidad puedan coexistir.